La frase que coloqué como título es de Lao Tsé (
El nenúfar azul) y me parece la más indicada para darle sentido a la palabra Navidad en el corazón de toda la gente (
Origen y procedencia de la Navidad). Lo que no significa que la festividad sea mínima, al contrario. Es para todos, para todos los religiosos por más extraña que sea su religión, para todo creyente y, también, para quienes como yo vivimos en los grises espacios de la duda (
Las dudas). Y para quienes no creen en absoluto ni por un momento que la vida nos trascienda, que lo invisible se haga presente alguna vez (
El Arte ¿Qué es? y ¿Para qué existe?).
Sí, pretendo conmemorar la Navidad con una frase de alguien que ni siquiera supo de Jesús (
Cartas a Jesús), ya que nació más de quinientos años antes que él, y que, además, era menos severo, más predicador de goces que de cruces, más humano y menos divino
(Wolverine).
Pero también voy a celebrarla leyendo a un autor católico, casi fanático. A alguien que ya leía cuando era chica, cuando robaba libros de la biblioteca de papá: Giovanni Papini, atormentado y seductor (
El libro, “La Respuesta Es…”).
¿Y por qué traigo a colación a este autor “fanático”, a mi papá de infancia y a mis sentires infantiles, diferentes?
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